Aunque su equipo gane o pierda, siempre está ahí, apoyando al plantel como un jugador número 12. Dice presente en cada partido, sale con el primer equipo al campo de juego, y le aporta una importante cuota de felicidad a la afición. Él es Palmerín, una palmera disfrazada de futbolista, que desde hace varios años es la mascota oficial del Real Betis.
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