Si hablamos de separadores de libros, por ejemplo, nuestra mente puede llevarnos a un pedazo de cartón que utilizamos para ubicar en qué pagina nos quedamos en la lectura. Hay quienes recurren a hojas de papel, servilletas, plumas, credenciales o incluso tickets de compra: todo sea por no perder el número de página.
Sin embargo, un separador puede ser toda una experiencia de lectura si ese objeto fuera inigualable, y por qué no, hasta presumible.


1 comentario:
Para conseguir eso hay que tener una sensiblidad muy especial.
verliebt
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